Todos o al menos la mayoría, conocemos los estragos que la cal, el cloro y otros elementos no desables del agua de nuestros hogares, provoca en la piel y salud en general.
El pH de una piel sana es 5.5
El pH del agua del grifo, por el contenido en cal, supera el valor neutro que es 7 (pH del agua destilada) y en muchas zonas como Canarias, los niveles de cal, cloro y metales son tan exagerados que incluso las pieles y cabellos más fuertes, se ve afectados muy negativamente.
Las pieles sensibles o con dermatitis a menudo salen de la ducha ya con picores por todo el cuerpo y cuero cabelludo.
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